Las investigaciones sugieren que el yoga, una práctica con raíces en la antigua India, puede impactar positivamente la estructura y la función del cerebro, ofreciendo beneficios potenciales para la salud mental y la función cognitiva. Los estudios muestran que la práctica constante del yoga puede aumentar la materia gris en las regiones del cerebro cruciales para la memoria, el lenguaje, el aprendizaje y la toma de decisiones, lo que podría mitigar el declive cognitivo relacionado con la edad y las enfermedades neurodegenerativas.
La influencia del yoga se extiende más allá de los cambios físicos. Afecta positivamente áreas clave del cerebro como el hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal, que desempeñan un papel en la regulación emocional, la respuesta al estrés y la introspección. Estos cambios pueden reducir la inflamación, disminuir los niveles de cortisol y combatir los efectos físicos del estrés crónico, mejorando en última instancia el bienestar mental general.
El yoga ha demostrado ser prometedor para aliviar los síntomas de la depresión, la ansiedad y el TEPT, y algunos estudios sugieren que puede ser una terapia complementaria transformadora. Su potencial para ayudar a las personas con TEPT está bajo investigación, aunque las investigaciones sobre su eficacia siguen siendo mixtas. Los terapeutas de yoga, que reciben una formación extensa más allá de la instrucción regular de yoga, trabajan con individuos de forma individual para adaptar las sesiones para satisfacer necesidades específicas, incluidas las técnicas de puesta a tierra y el control de la respiración.
Los efectos terapéuticos del yoga se deben en parte al aumento del ácido gamma-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor que promueve la relajación y reduce la ansiedad. La combinación de posturas, técnicas de respiración y prácticas de atención plena del yoga ha demostrado reducir las hormonas del estrés y activar el sistema nervioso parasimpático del cuerpo, lo que apoya la respuesta natural de relajación del cuerpo. Este proceso puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la inflamación, como el cáncer, la depresión y el envejecimiento acelerado.
A pesar de la necesidad de más investigación, el creciente cuerpo de evidencia sugiere que el yoga puede ofrecer beneficios mentales y físicos significativos, particularmente en la recuperación de traumas. Al ayudar a las personas a regular sus respuestas emocionales y reconectarse con sus cuerpos, el yoga puede servir como una poderosa herramienta para la autocuración.