Investigaciones recientes revelan que los mecanismos de memoria, antes considerados exclusivos de las neuronas, también operan en células no neuronales, como las células renales. Este hallazgo podría redefinir nuestra comprensión de la memoria y el aprendizaje en los sistemas biológicos.
Históricamente, la memoria ha sido un tema complejo, con filósofos como Platón y Aristóteles describiéndola como inscrita en tabletas de cera. El estudio científico de la memoria comenzó en el siglo XIX con Hermann Ebbinghaus, quien identificó el efecto de espaciado, donde el aprendizaje se mejora cuando las sesiones de estudio están espaciadas en el tiempo.
Estudios han confirmado este efecto en varios organismos, incluyendo babosas de mar y neuronas cultivadas. Los hallazgos de Ebbinghaus indican que el aprendizaje espaciado conduce a una mejor retención en comparación con el atracón de estudio.
El neurocientífico Nikolay Kukushkin de la Universidad de Nueva York exploró si este efecto de espaciado podía observarse en células no neuronales. Utilizando células renales modificadas que producen una luz medible en respuesta a la activación de la proteína CREB, el equipo de Kukushkin descubrió que estas células también se benefician de estímulos espaciados. Cuatro pulsos de tres minutos, separados por diez minutos, resultaron en más producción de luz que un solo pulso prolongado.
Este estudio, publicado en Nature Communications, es el primero en demostrar un efecto complejo similar a la memoria en células no neuronales, sugiriendo que todas las células podrían poseer capacidades de aprendizaje fundamentales.
Además, un estudio reciente de la Universidad de Harvard y el Centro de Regulación Genómica de Barcelona utilizó modelos computacionales para mostrar cómo las células individuales recuerdan experiencias pasadas, influyendo en respuestas futuras. Rosa Martínez-Corral, la directora del estudio, señaló que esto podría representar una forma de memoria celular, permitiendo a las células reaccionar de inmediato mientras moldean su comportamiento futuro.
Estos hallazgos sobre los mecanismos de memoria celular podrían mejorar nuestra comprensión de los procesos de memoria y ofrecer nuevas estrategias para mejorar el aprendizaje y abordar problemas de memoria. Además, podrían proporcionar información sobre cómo superar la resistencia a los tratamientos, ya que las células cancerosas pueden aprender a tolerar la quimioterapia, y el sistema inmunológico puede acostumbrarse a las células malignas. Por lo tanto, explorar la memoria más allá del cerebro podría ofrecer respuestas valiosas a preguntas biológicas fundamentales.