La iglesia románica de Saint-Philibert en Dijon, Francia, ha revelado un vínculo histórico significativo. Arqueólogos del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (Inrap) descubrieron una cripta funeraria de más de 400 años, junto con restos de tumbas aún más antiguas que datan de la Antigüedad tardía y la Edad Media. Este hallazgo amplía la comprensión de las prácticas funerarias de la época y proporciona datos valiosos sobre la evolución arquitectónica y cultural de la región.
Se encontraron ataúdes de madera con restos humanos envueltos en sudarios, así como monedas y rosarios, objetos que reflejan las creencias espirituales de los difuntos. Las excavaciones revelaron que los enterramientos seguían una práctica común de la época: reorganizar los huesos de tumbas anteriores para dar espacio a nuevos cuerpos. Esta costumbre pragmática muestra cómo las comunidades medievales valoraban la reutilización de los espacios sagrados.
Los restos descubiertos incluyen sarcófagos que datan de la Antigüedad tardía y el período merovingio, lo que sugiere que el lugar fue un importante centro funerario desde tiempos remotos.
Construida en el siglo XII, Saint-Philibert es el único ejemplo de arquitectura románica en pie en Dijon. Sin embargo, su historia no siempre ha sido de devoción; durante los siglos XVIII y XIX, la iglesia fue utilizada como almacén de sal, lo que provocó un daño significativo en su estructura. La sal impregnó el suelo y afectó las piedras y pilares del edificio. En la década de 1970, una losa de hormigón calefactada agravó el problema, atrapando la humedad y acelerando el deterioro de los materiales. Hoy en día, la lucha por preservar este patrimonio histórico continúa.
Las recientes descubrimientos también apuntan a la existencia de una estructura eclesiástica anterior, posiblemente del siglo X. Bajo los cimientos actuales, se encontraron muros construidos con la técnica de opus spicatum, característica de la Alta Edad Media. Este hallazgo sugiere que el lugar fue un centro religioso antes de la construcción de la iglesia románica, añadiendo otra capa de historia a un sitio ya cargado de significados. Las evidencias indican que el lugar ha sido un espacio sagrado durante más de mil años, adaptándose a las necesidades de cada época.
Uno de los hallazgos más destacados es un conjunto de sarcófagos de la Antigüedad tardía, algunos de ellos con tapas esculpidas, un detalle poco común que sugiere que los enterramientos correspondían a figuras prominentes de la época. Estos sarcófagos estaban dispuestos dentro de estructuras desaparecidas, lo que refuerza la idea de que el sitio fue un importante centro funerario durante la transición entre el Imperio Romano y la Edad Media. Los arqueólogos creen que estos descubrimientos pueden ayudar a esclarecer cómo las comunidades locales afrontaron los cambios culturales y religiosos de ese período.
La iglesia de Saint-Philibert continúa siendo un símbolo de la historia viva de Dijon. Cada hallazgo arqueológico añade nuevas piezas al rompecabezas de su pasado y plantea desafíos para su conservación futura. El impacto del salitre en las piedras sigue siendo un problema persistente, pero los esfuerzos para mitigar los daños están en marcha. Mientras tanto, la iglesia sigue siendo un lugar de reflexión y conexión con el pasado, testigo de los cambios históricos y culturales que han moldeado la región durante más de un milenio.