Un estudio de 2025 de la Universidad de Estocolmo, publicado, revela cómo la diversidad genética permite que la levadura se adapte al aumento de las temperaturas, proporcionando información sobre las respuestas de las especies al calentamiento global. Comprender estos mecanismos de adaptación es crucial para la preservación de la biodiversidad.
Los investigadores rastrearon la evolución del rendimiento térmico en ocho especies de levadura genéticamente diversas (Saccharomyces spp.) durante más de 600 generaciones. Simulando el calentamiento global, las temperaturas aumentaron gradualmente de 25 a 40 °C.
El estudio, dirigido por Jennifer Molinet y Rike Stelkens, encontró que las respuestas adaptativas al cambio climático son específicas de cada especie y dependen de la variación genética. Algunas especies tolerantes al calor ampliaron su rango de temperatura, mientras que otras se adaptaron a temperaturas más altas pero con una aptitud reducida. Esto destaca la importancia de estudiar la diversidad genética para predecir cómo los microorganismos, incluidos los patógenos potenciales, podrían adaptarse a entornos extremos e impactar los ecosistemas.