Astrónomos, utilizando el Telescopio Espacial James Webb (JWST), han observado un agujero negro supermasivo, denominado QSO1, en una galaxia que existió aproximadamente 700 millones de años después del Big Bang. Este descubrimiento ofrece valiosos conocimientos sobre la formación y el crecimiento de los agujeros negros supermasivos en el universo temprano.
QSO1, ubicado en la galaxia Abell 2744, tiene una masa de alrededor de 10 millones de veces la del Sol, lo que representa aproximadamente el 10% de la masa total de su galaxia anfitriona. Esto desafía los modelos existentes de formación de agujeros negros, que típicamente involucran los restos de estrellas masivas.
La baja metalicidad de la galaxia anfitriona de QSO1 sugiere mecanismos de formación alternativos, como los agujeros negros primordiales (PBHs). Los PBHs podrían haberse formado en el universo temprano y haber servido como semillas para los agujeros negros supermasivos. Se espera que futuras observaciones con el JWST arrojen más luz sobre estos procesos. Este descubrimiento es un paso importante en la comprensión del universo y podría inspirar a jóvenes científicos en Latinoamérica a seguir carreras en astronomía.