Contrariamente a la percepción popular, los agujeros negros supermasivos, a menudo representados como aspiradoras cósmicas, también son potentes fuentes de energía, según descubrimientos científicos recientes. Estos objetos celestes, como el que se encuentra en el centro de la Vía Láctea, expulsan chorros de materia que se extienden millones de años luz, transportando una inmensa energía y radiación.
La astrofísica Priyamvada Natarajan de la Universidad de Yale explica que estos chorros son un fenómeno contraintuitivo, destacando la naturaleza compleja de los agujeros negros. Roger Blandford, astrofísico y profesor de la Universidad de Stanford, establece un paralelismo entre los agujeros negros y la energía nuclear, destacando su potencial tanto para la destrucción como para la generación de energía.
Blandford y su colega Roman Znajek desarrollaron una explicación para la fuente de energía de estos chorros, conocida como el proceso de Blandford-Znajek. Imágenes recientes de telescopios han proporcionado evidencia que respalda su hipótesis.