En la costa sur de la Isla de Wight, conocida por sus ricas hallazgos paleontológicos, se ha descubierto un diente de un tiburón antiguo sorprendentemente bien conservado. Expertos de Wight Coast Fossils informan que el diente pertenece a la especie Squalicorax falcatus, comúnmente conocida como el 'tiburón cuervo.'
Esta especie habitó los océanos hace aproximadamente 90-100 millones de años durante el período Cretácico, mucho antes de que apareciera el más famoso y gigantesco megalodón. El diente fue encontrado parcialmente incrustado en arenisca y ha suscitado un gran interés debido a su conservación única. Tras una cuidadosa extracción, se añadió a la colección de Theo Vickers, quien estudia tales fósiles.
Con una altura de aproximadamente 1.5 centímetros, el diente muestra un detalle notable, pareciendo los dientes de los tiburones tigre modernos con sus bordes aserrados que se asemejan a una abrelatas. Esto sugiere que Squalicorax falcatus estaba bien adaptado tanto para cazar como para alimentarse de carroña.
Los expertos señalan que estos tiburones podían alcanzar longitudes de hasta tres metros, lo que los convertía en depredadores de tamaño medio que habitaban tanto en el océano abierto como en aguas costeras. Squalicorax desempeñó un papel crucial en el ecosistema del Cretácico tardío, pero, como muchas otras especies, se extinguió durante el catastrófico evento de extinción del Cretácico-Paleógeno.
Este evento de extinción masiva, ocurrido hace aproximadamente 66 millones de años debido a un impacto de asteroide, eliminó la mayoría de los grandes vertebrados en la Tierra, incluidos los dinosaurios y los reptiles marinos. Las olas de extinción también afectaron al plancton, los arrecifes de coral y las plantas terrestres.
Se han encontrado fósiles de Squalicorax falcatus previamente en Europa, América del Norte, África y Asia, pero tales hallazgos son raros en la Isla de Wight. Según representantes de Wight Coast Fossils, este descubrimiento confirma que incluso en áreas bien exploradas, quedan pruebas únicas del pasado. El diente de tiburón se convierte en un recordatorio más de la rica historia de nuestro planeta y permite a los científicos comprender más profundamente los ecosistemas oceánicos antiguos.