En un notable giro de eventos, Caleta Olivia, tradicionalmente conocida por su industria petrolera, ha emergido como un nuevo punto caliente para el avistamiento de ballenas debido al regreso de las ballenas Sei al golfo San Jorge. Una vez casi extintas, estas majestuosas criaturas, que miden hasta 18 metros y pesan más de 20 toneladas, están volviendo, atrayendo atención y fomentando el crecimiento del 'turismo azul' en la región.
Históricamente, las ballenas Sei desaparecieron de estas aguas hace casi un siglo debido a la caza comercial. Sin embargo, han regresado en las últimas décadas, atraídas por la abundante comida que proporcionan los bosques de macroalgas del golfo. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las ballenas Sei están clasificadas como en peligro, pero actualmente están experimentando un crecimiento poblacional, con un estimado de 50,000 individuos en todo el mundo.
Investigaciones del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET) y de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco indican que aproximadamente 2,600 ballenas Sei se acercan al golfo San Jorge entre enero y junio cada año.
Las autoridades locales están promoviendo activamente la presencia de estas ballenas como parte de su estrategia para mejorar la imagen de la ciudad y estimular el crecimiento económico a través del turismo sostenible. Valeria Negro, subsecretaria de turismo de Caleta Olivia, enfatizó la importancia de mostrar la biodiversidad marina de la región y el potencial del 'turismo azul', una tendencia global que fomenta el compromiso positivo de la comunidad y la preservación a largo plazo de los recursos marinos.
Se están realizando esfuerzos para establecer excursiones en barco para finales de año, que permitirán a los visitantes observar las ballenas mientras se respeta su hábitat natural. Las ballenas Sei generalmente visitan de diciembre a junio, lo que ofrece amplias oportunidades para encuentros cercanos.
La iniciativa de Caleta Olivia no compite con el avistamiento tradicional de ballenas en Puerto Madryn, ya que diferentes especies habitan las regiones en diferentes momentos del año. El golfo de San Jorge ha sido declarado un 'punto de esperanza' debido a su naturaleza no explotada, ofreciendo un santuario para las ballenas Sei.
Al atraer a las ballenas Sei durante varios meses al año, Caleta Olivia está lista para desarrollar el 'turismo azul', que se basa en el respeto a la naturaleza y en descubrir los misterios que habitan en el mar. Esta iniciativa promete crear oportunidades económicas para las comunidades locales, incluyendo alojamiento, transporte y actividades recreativas.