Frente a la costa de Kerkennah, en Túnez, una iniciativa única está dando una nueva oportunidad de vida a las tortugas bobas heridas. Una barcaza reacondicionada ahora sirve como el primer centro de rehabilitación flotante en el Mediterráneo para estas criaturas en peligro de extinción.
El centro cuenta con recintos submarinos donde las tortugas como Besma pueden recuperarse en su hábitat natural de agua salada. El biólogo marino Hamed Mallat, que dirige el proyecto financiado por la ONU, destaca la importancia de los entornos de recuperación natural. La barcaza puede albergar hasta cinco tortugas, cada una en un recinto espacioso que les permite moverse y alimentarse cómodamente.
El proyecto también se centra en la educación. Estudiantes como Sarah Gharbi adquieren experiencia práctica en la conservación marina, aprendiendo sobre las amenazas que enfrentan las tortugas marinas y la importancia de protegerlas. Las tortugas bobas, clasificadas como en peligro de extinción, enfrentan amenazas significativas por las redes de pesca, con un estimado de 10,000 capturadas anualmente frente a la costa tunecina. Los pescadores a menudo traen tortugas heridas a la barcaza para recibir tratamiento.
Equipada con un dispositivo de rastreo, Besma contribuirá a los esfuerzos de monitoreo científico, ayudando a los investigadores a comprender los patrones de migración y los cambios de hábitat influenciados por el aumento de las temperaturas del mar, la sobrepesca y la contaminación. El proyecto también tiene como objetivo crear conciencia entre los turistas sobre la difícil situación de estas especies en peligro de extinción.