La evolución de las ballenas es un viaje extraordinario desde los mamíferos terrestres hasta los gigantes oceánicos que conocemos hoy. Esta fascinante transformación está documentada en el registro fósil, revelando una serie de especies de transición que cierran la brecha entre la vida terrestre y acuática.
El ancestro de ballena más antiguo conocido, Pakicetus, vivió hace unos 50 millones de años. Esta pequeña criatura de cuatro patas era probablemente un depredador semiacuático, pasando tiempo tanto en tierra como en el agua. Con el tiempo, sus descendientes desarrollaron adaptaciones para un estilo de vida más acuático, incluido un cuerpo aerodinámico, miembros con forma de aleta y una cola poderosa.
Ambulocetus, otro ancestro temprano de las ballenas, vivió hace unos 50-48 millones de años. Esta criatura era más grande que Pakicetus y tenía una construcción más robusta. Podía nadar con sus extremidades posteriores y tenía un cuello corto, lo que sugiere que pasaba más tiempo en el agua.
La evolución de las ballenas continuó con la aparición de Rodhocetus, que vivió hace unos 46-40 millones de años. Este ancestro de ballena tenía un cuerpo más completamente acuático, con sus extremidades posteriores reducidas en tamaño y su cola volviéndose más poderosa. Podía nadar con su cola y probablemente era un depredador hábil.
La evolución de las ballenas es un testimonio del poder de la selección natural. A lo largo de millones de años, estas criaturas se adaptaron a su entorno cambiante, convirtiéndose finalmente en los magníficos mamíferos marinos que conocemos hoy.