UNESCO Identifica 4,500 Especies Marinas Usando ADN Ambiental

Editado por: Inna Horoshkina One

El 9 de diciembre, la UNESCO anunció un mapeo global innovador de especies marinas, identificando cerca de 4,500 especies a través del análisis de ADN ambiental (ADNe). Esta técnica innovadora mejora el monitoreo de la biodiversidad y los esfuerzos de conservación de los océanos frente al cambio climático.

El ADN ambiental se refiere al material genético que las especies marinas dejan en el agua, como moco o células desprendidas. Al recolectar simples muestras de agua de aproximadamente 1.5 litros, los investigadores pueden analizar estos fragmentos de ADN para estudiar la biodiversidad marina sin capturar directamente a las especies. Según la científica Saara Suominen, “Puedes recolectar tantas muestras de agua como quieras, donde quieras; no las perturba.”

Desde diciembre de 2021, los científicos han recolectado 500 muestras en 21 áreas marinas protegidas en 19 países, incluyendo Sudáfrica, Filipinas y Bangladés.

El estudio registró diversas especies, incluyendo la raya águila moteada, el erizo lápiz y el delfín de pico largo, con 120 listadas como amenazadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Este enfoque ayuda a identificar especies raras al detectar las huellas de ADN que dejan en su entorno.

Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, enfatizó que este método ayuda a priorizar las áreas para la protección según la ubicación de las especies amenazadas. Por ejemplo, en las lagunas de Nueva Caledonia, se identificaron 847 especies, de las cuales 16 están amenazadas y 418 son variedades de peces.

El ADNe sobresale donde los métodos tradicionales fallan, revelando la presencia de especies nocturnas o simplemente difíciles de observar, “como un pequeño pez que vive en los arrecifes de coral”, detalla Raphaël Seguin, doctorando en ecología marina y miembro de la asociación de conservación marina Bloom. En promedio, una sola muestra de agua revela las huellas genéticas de aproximadamente 100 especies marinas.

Esta técnica también permite estudiar bacterias, “que tienen un papel esencial en el buen funcionamiento de los ecosistemas marinos, especialmente en la producción de nutrientes”, añade Raphaël Seguin.

Comparado con otras tecnologías, este programa es mucho más rápido: los datos se recopilan en unos meses, en lugar de varios años. “Con casi 3,000 inmersiones y 400 estaciones de cámaras en varios años, solo pudimos observar 9 especies de tiburones”, se lamentó en 2022 Germain Boussarie, quien ha estudiado los tiburones de arrecife en Nueva Caledonia.

Otro punto positivo: el ADN ambiental es accesible, alrededor de 25 euros por kit. “La técnica se puede implementar tanto en Bangladés, con menos recursos, como en Australia o Estados Unidos”, afirma Fanny Douvere, responsable del programa marino del patrimonio mundial de la UNESCO. También es muy simple, lo que permite a las comunidades locales participar junto a los científicos. Más de 250 escolares de 19 países, algunos de solo 6 años, han participado en la recolección de muestras.

“En un momento en que la degradación de la biodiversidad alcanza un ritmo alarmante, este método ofrece nuevas oportunidades para comprender y salvaguardar los ecosistemas”, asegura Audrey Azoulay. “Saber dónde se encuentran las especies amenazadas permite delimitar las áreas marinas a proteger en prioridad, lo que ayuda a salvar la biodiversidad marina”, explica el científico Raphaël Seguin.

Los océanos albergan hasta 1 millón de especies aún desconocidas. Debido al calentamiento global, los ecosistemas marinos se están colapsando. “En dos siglos, la mitad de los arrecifes de coral y el 75% de los manglares han sido destruidos”, alerta la UNESCO en un informe. Frente a la migración forzada de especies marinas debido al cambio climático, la cartografía de su distribución se vuelve crucial.

A pesar de sus ventajas, el ADN ambiental presenta limitaciones. “No permite evaluar la abundancia de las especies ni determinar el tamaño o el sexo de los individuos”, explica Saara Suominen. Además, es necesario desarrollar bases de datos de ADN más completas para identificar con precisión las nuevas especies aún no registradas.

Aunque no reemplaza los métodos de monitoreo exhaustivos de los ecosistemas, el análisis de ADN ambiental permite identificar especies raras y entender dónde colocar las áreas a proteger en prioridad. Este herramienta se vuelve crucial para alcanzar el objetivo de la UNESCO: proteger el 30% de los océanos para 2030, de acuerdo con el acuerdo de Kunming-Montreal.

Actualmente, solo el 8% de las zonas marinas tienen un estatus de protección. Así, la UNESCO se propone desplegar el ADNe en las 18,000 áreas marinas protegidas a nivel mundial.

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