Las políticas comerciales del presidente Donald Trump están provocando respuestas variadas de las empresas en todo Estados Unidos en mayo de 2025 [1]. Mientras que algunas compañías están aumentando sus inversiones, otras las están reduciendo debido a las incertidumbres en torno a los aranceles [1]. Esta divergencia ha creado un sector privado dividido, con defensores y opositores de la estrategia económica de Trump [1].
Ciertos sectores, incluidos el militar, el tecnológico y el farmacéutico, expresan su apoyo, anticipando posibles oportunidades de crédito [11]. Sin embargo, empresas como Pfizer, Porsche y General Motors han expresado su preocupación por las posibles disminuciones en las ventas y el aumento de los gastos derivados de los aranceles recíprocos [16]. Algunos incluso están contemplando reducciones de empleo para aliviar las presiones financieras [16, 18].
El sector tecnológico presenta una imagen mixta. Si bien algunos líderes inicialmente favorecieron los esfuerzos de desregulación de Trump, ahora se enfrentan a resultados trimestrales inferiores a los anticipados [16]. En general, estas políticas de inversión enfrentan vientos en contra debido a las incertidumbres comerciales, lo que exige la formación de nuevas alianzas y el establecimiento de regulaciones transparentes para garantizar una competencia equitativa y cadenas de suministro confiables [1].
Fuentes: Al Jazeera, Associated Press, BlackRock, Deloitte, EJIL: Talk!, Forbes, Penn Wharton Budget Model, Tax Foundation, The White House, The World Economic Forum, US Federal Reserve Bank of Richmond y Wikipedia.