Según languagetool.org, las lenguas se clasifican por dificultad según su estructura gramatical, sistema de escritura, pronunciación y distancia lingüística. El mandarín suele encabezar la lista debido a su sistema de escritura Hanzi no alfabético, que comprende miles de caracteres. Sus cuatro tonos principales diferencian los significados de las palabras, como ejemplifica "ma" [ma], que puede significar "madre", "caballo", "regañar" o "cannabis" según el tono. El árabe moderno estándar, como señala britannica.com, presenta una morfología no lineal en la que las raíces consonánticas se modifican con patrones vocálicos para formar palabras. Escribir de derecha a izquierda, variar las formas de las letras según la posición y los fonemas únicos plantean desafíos importantes. El japonés combina las escrituras Kanji, Hiragana y Katakana, lo que requiere el dominio de miles de Kanji para la fluidez. Su gramática difiere significativamente de las lenguas occidentales, con diversas partículas y formas formales e informales. El coreano utiliza el sistema Hangeul, considerado lógico y fonético, pero sus complejos niveles de cortesía y conjugaciones verbales presentan dificultades. La pronunciación y la entonación siguen siendo un reto para los estudiantes extranjeros. El húngaro, de la familia urálica, difiere de las lenguas indoeuropeas con aproximadamente 18 casos gramaticales que afectan a las formas de los sustantivos en función de su función y posición. Una estructura de oraciones flexible y un sistema vocálico complejo aumentan su dificultad. El finlandés, también urálico, comparte similitudes estructurales con el húngaro, conocido por su extensa declinación y sus complejos sufijos. Muchas palabras finlandesas son largas y difíciles de pronunciar. El polaco presenta un sistema fonético desafiante con consonantes dobles y sibilantes confusas. Su gramática incluye siete casos de declinación y numerosas excepciones. El acento de las palabras y la estructura flexible de las oraciones pueden confundir a los principiantes. El islandés conserva la antigua gramática nórdica, con formas de palabras variadas según el caso, el número y el género. Los limitados recursos de aprendizaje fuera de Islandia aumentan aún más el desafío. La dificultad de un idioma depende de la distancia lingüística, la complejidad del sistema de escritura, la estructura gramatical y la pronunciación. A pesar de los desafíos, la dedicación y los métodos de aprendizaje eficaces pueden conducir al dominio, abriendo oportunidades profesionales y personales y enriqueciendo la comprensión cultural.
Las lenguas más difíciles de aprender: el mandarín, el árabe y el japonés encabezan la lista
Edited by: Vera Mo
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