Cheikh Anta Diop: Un erudito que desafió la narrativa de la historia africana

Editado por: Vera Mo

Cheikh Anta Diop, historiador, antropólogo y físico senegalés, es conocido por su trabajo pionero sobre la historia del antiguo Egipto y su conexión con África. La obra más famosa de Diop, Nations nègres et culture (Negritud y Cultura), publicada en 1954, desafió la visión eurocéntrica dominante de la historia y la civilización africanas.

Diop argumentó que la humanidad nació en África, más precisamente en la región de los Grandes Lagos, que abarca Tanzania, Etiopía, Kenia y el valle del Oromo. Afirmó que los antiguos egipcios, que eran africanos negros, fueron los iniciadores de la filosofía, las matemáticas y la medicina. Además, afirmó que la civilización griega, aunque es el fundamento de la civilización occidental, extrajo su conocimiento del antiguo Egipto.

El trabajo de Diop encontró resistencia, especialmente en la Francia colonial. Sus ideas se consideraron una amenaza para la narrativa establecida de la superioridad europea y la justificación de la colonización. Diop se enfrentó a críticas de quienes se aferraban a la mentalidad colonial y de quienes buscaban mantener el statu quo.

Sin embargo, el trabajo de Diop ganó reconocimiento y apoyo de figuras prominentes como Aimé Césaire, una figura destacada del movimiento de la Negritud. Césaire elogió el libro de Diop como la obra más audaz de un negro hasta la fecha, y que sin duda contribuiría al despertar de África.

En 1970, Diop fue invitado por René Maheu, director general de la UNESCO, a contribuir a la redacción de una Historia general de África. Diop estableció condiciones para su participación, exigiendo que la obra tratara la historia antigua de África, incluidos los orígenes de los antiguos egipcios. También insistió en la celebración de una conferencia con los principales egiptólogos del mundo, que se celebraría en El Cairo, Egipto, dos años antes del inicio del proyecto.

La conferencia, celebrada en El Cairo del 28 de enero al 3 de febrero de 1974, reunió a científicos de América, Europa y África. Diop y su discípulo, el historiador congoleño Théophile Obenga, tuvieron un impacto significativo. A pesar de la resistencia inicial, el informe final de la conferencia reconoció las raíces negras y lingüísticas del Egipto faraónico, confirmando que los antiguos egipcios eran africanos negros y que su idioma no era semítico, sino afro-africano.

La obra de Diop, junto con las conclusiones de la conferencia, marcaron un punto de inflexión en la comprensión de la historia africana. Retiró la narrativa colonial y allanó el camino para una comprensión más precisa e inclusiva de las contribuciones de África a la civilización mundial.

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