La inteligencia artificial (IA) ha surgido como una fuerza significativa en el ámbito de la escritura, impulsada por una búsqueda histórica de automatización. Desde el inicio de la civilización humana, el desarrollo de máquinas y tecnologías ha tenido como objetivo aliviar el trabajo físico y mental. El concepto de máquinas inteligentes que imitan el pensamiento humano ha influido en diversas narrativas históricas y ha moldeado la investigación científica.
En la década de 1940, la invención de computadoras digitales programables y sus capacidades de razonamiento matemático despertaron el optimismo entre los científicos sobre la creación de cerebros electrónicos. El término 'inteligencia artificial' fue acuñado en 1956 durante un taller en el Dartmouth College, dirigido por John McCarthy, un científico informático estadounidense.
Con la evolución de la IA, particularmente los modelos de lenguaje de gran tamaño (LLM) como ChatGPT, las discusiones sobre sus implicaciones se han intensificado. Desde su lanzamiento el 30 de noviembre de 2022, ChatGPT ha atraído la atención de educadores y teóricos, ya que se percibe como una herramienta capaz de generar texto similar al humano. Esto tiene el potencial de transformar las pedagogías de escritura tradicionales.
Los estudiantes escritores ahora tienen acceso a diversas herramientas de IA que facilitan diferentes etapas del proceso de escritura. Herramientas como Grammarly mejoran la gramática y el estilo, mientras que Quillbot ayuda con la paráfrasis. ChatGPT se destaca por su capacidad para producir texto coherente basado en las indicaciones del usuario, lo que sugiere que la IA puede influir positivamente en las prácticas de escritura.
La IA generativa utiliza el aprendizaje automático para analizar datos en línea existentes e identificar patrones, lo que le permite crear resultados personalizados. La integración de la IA en la escritura académica se está volviendo cada vez más común, lo que indica un cambio en la forma en que se aborda la escritura.
Sin embargo, el uso de la IA no está exento de desafíos. Los críticos expresan preocupaciones sobre el posible impacto negativo de la IA en la calidad de la escritura y las prácticas educativas. Se han destacado problemas como violaciones de derechos de autor, plagio y la falta de creatividad humana en el contenido generado por IA.
Además, la dominancia del inglés en los conjuntos de datos de entrenamiento de la IA plantea preocupaciones sobre la inclusividad lingüística y la justicia social. La dependencia de la IA puede perpetuar sesgos y producir contenido que no cumple con los estándares de propiedad e inclusividad. Las limitaciones de la IA en la comprensión del contexto y la generación de ideas originales requieren supervisión humana.
Para lograr un equilibrio, los estudiantes escritores deben utilizar la IA como una herramienta de apoyo en lugar de un reemplazo de su creatividad y conocimiento. Reconocer las limitaciones de la IA es esencial para mantener la integridad del proceso de escritura y garantizar la autenticidad del trabajo de los estudiantes.