El impacto de la IA en la memoria humana: Un estudio de la Universidad de Arizona

Editado por: Mariia_gaia gaia

El papel de la inteligencia artificial (IA) en nuestra vida diaria, ya sea en el trabajo o en la escuela, sigue siendo un tema de intenso debate. Muchos de nosotros, desde niños pequeños hasta ancianos, a menudo dependemos de la IA sin darnos cuenta.

Investigadores de la Universidad de Arizona realizaron una serie de estudios urgentes para examinar los efectos de la IA en el cerebro humano. Descubrieron que la dependencia excesiva de dispositivos activados por voz, como Alexa de Amazon, y motores de búsqueda impulsados por IA puede obstaculizar el uso de las propias habilidades de memoria y análisis de los individuos.

Jessica Koehler, psicóloga de la Universidad de Arizona, advierte que esta dependencia podría llevar a un descenso gradual en la capacidad de memoria. Koehler enfatiza la necesidad de moderación en el uso de la IA, afirmando: “Nuestro objetivo debe ser asegurarnos de que la IA se convierta en una herramienta para la mejora cognitiva, no en una fuerza que disminuya nuestra capacidad mental.”

A medida que la IA se integra rápidamente en nuestras vidas diarias, los académicos expresan su preocupación de que este rápido avance tecnológico podría alterar fundamentalmente nuestra estructura cerebral.

Recientemente, las Naciones Unidas propusieron la creación de un panel científico para servir como una “autoridad global” sobre los riesgos y las incertidumbres de la IA.

Investigadores de la Universidad de Cambridge indican que la humanidad se encuentra actualmente en un punto de inflexión en el desarrollo de la IA generativa. Advierten que esto podría llevar a un nuevo campo de batalla donde “las líneas entre la realidad y nuestra historia fabricada se vuelvan cada vez más borrosas.” Los expertos temen que la trayectoria de la IA podría alcanzar un nivel en el que efectivamente “tome el control de tu cerebro” al alterar el conocimiento histórico de la humanidad.

Se expresan preocupaciones de que algún día la humanidad pueda perder la capacidad de entender realmente lo que sucedió en el pasado. Un artículo publicado en Inglaterra en septiembre señaló que “el impacto humano en recordar y olvidar está disminuyendo gradualmente.”

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