Un estudio reciente publicado el 25 de noviembre de 2024 en Japón ha descubierto una asociación significativa entre la microbiota intestinal y el síndrome locomotor, una condición vinculada a disfunciones musculoesqueléticas en adultos mayores. La investigación, realizada por un equipo de una destacada institución académica japonesa, se centró en individuos de entre 70 y 78 años que no consumían probióticos.
El estudio identificó un género bacteriano específico, Holdemania, cuya abundancia relativa del 0,04 % o más estaba correlacionada con un mayor riesgo de síndrome locomotor. Los participantes con este perfil microbiotico mostraron un nivel medio de actividad física moderada a vigorosa (MVPA) de 10,4, que fue notablemente más alto en comparación con aquellos en nodos terminales negativos.
Además, el análisis indicó que aquellos que consumían probióticos, particularmente natto, mostraron diferentes resultados de salud, lo que sugiere una relación compleja entre la dieta, la salud intestinal y la función musculoesquelética. Los investigadores señalaron que, aunque el consumo de probióticos se recomienda generalmente para la salud, en este contexto parecía correlacionarse con una mayor conciencia sobre problemas de movilidad entre los participantes.
Los hallazgos también destacaron el posible papel del filo Actinobacteriota en el riesgo de síndrome locomotor, sugiriendo que los procesos metabólicos asociados a las bacterias intestinales podrían impactar la salud musculoesquelética. La disminución de varios géneros de Firmicutes, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias, podría indicar una posible reducción en la producción de ácidos grasos de cadena corta (SCFA), lo que podría contribuir a un aumento de la inflamación y afectar la salud muscular.
A pesar de que el estudio presenta evidencia convincente que vincula la microbiota intestinal con el síndrome locomotor, los investigadores reconocen limitaciones, incluida la naturaleza transversal del estudio y la dependencia de datos autoinformados. Abogan por futuros estudios longitudinales para explorar estas asociaciones más a fondo, con el objetivo de desarrollar intervenciones dietéticas que podrían mitigar el riesgo de síndrome locomotor en poblaciones mayores.
En conclusión, este estudio abre nuevas avenidas para entender cómo la salud intestinal influye en la función musculoesquelética, lo que podría allanar el camino para estrategias preventivas que mejoren la calidad de vida de los adultos mayores.