La imposición de aranceles por parte de la administración Trump, considerada inicialmente radical, marcó una desviación de la promoción del libre comercio mundial, una tendencia que ha continuado bajo la administración Biden. Durante la campaña de 2016, tanto Trump como Hillary Clinton expresaron su oposición al Acuerdo Transpacífico (TPP). Trump implementó aranceles sobre bienes de China y otras naciones, muchos de los cuales se han mantenido o incluso aumentado durante el mandato de Biden.
La Ley de Reducción de la Inflación de Biden, promulgada en 2022, busca fomentar la reindustrialización estadounidense, particularmente en sectores verdes, a través de subsidios y protección arancelaria. Los aranceles recientes de Trump también tienen como objetivo estimular la reindustrialización. Este movimiento bipartidista hacia el proteccionismo está impulsado en parte por preocupaciones sobre el papel del dólar en la creación de desequilibrios comerciales. Los países a menudo prefieren ser exportadores netos, acumulando dólares que luego se reinvierten en deuda estadounidense.
Algunos analistas ahora ven el 'privilegio exorbitante' del dólar como una carga y abogan por 'reequilibrar' la economía estadounidense impulsando la producción nacional. Simultáneamente, naciones como Alemania están flexibilizando sus frenos de deuda y la UE está aumentando el gasto en defensa, lo que podría ofrecer alternativas al dólar. China también está diversificando sus mercados y centrándose en el consumo interno. Este cambio hacia el reequilibrio comenzó antes de Trump y es probable que persista más allá de su administración.
El 2 de abril de 2025, Trump declaró una emergencia nacional para abordar el déficit comercial de EE. UU., lo que le permitió invocar la IEEPA para imponer un arancel del 10% a todas las importaciones a EE. UU., a partir del 5 de abril de 2025. También anunció aranceles más altos para 57 países y territorios que entrarán en vigor el 9 de abril. La Casa Blanca confirmó que estos aranceles se aplicarían además de las medidas existentes sobre las importaciones chinas, lo que resultaría en una tasa arancelaria efectiva del 54% sobre los productos chinos después del 9 de abril de 2025.