Un equipo de alto nivel de la administración de Donald Trump viajará a Arabia Saudita para iniciar conversaciones con negociadores rusos y ucranianos en busca de un acuerdo para poner fin a la guerra en Ucrania. El anuncio se produjo tras una conversación reciente entre el presidente Trump y Vladimir Putin.
La delegación estadounidense incluye al secretario de Estado, Marco Rubio, al asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, y al negociador para Oriente Medio, Steve Witkoff. Este cambio en la estrategia estadounidense ha generado preocupación en Kiev y entre los aliados europeos, quienes temen quedar excluidos de las negociaciones sobre el futuro de Ucrania.
En una publicación en las redes sociales, el presidente Trump declaró que había encargado a Rubio, Waltz, Witkoff y al jefe de la CIA, John Ratcliffe, que trabajaran en un acuerdo con Rusia para poner fin a la guerra en Ucrania.
Funcionarios del gobierno confirmaron la partida de la delegación a Oriente Medio para iniciar las conversaciones. Los detalles sobre el calendario de las reuniones siguen sin revelarse.
La visita del secretario Rubio a Arabia Saudita ya estaba programada como parte de su gira regional, que comenzó en Israel. Habló con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, reafirmando el compromiso del presidente Trump de poner fin al conflicto, según el Departamento de Estado.
Steve Witkoff, una figura clave en estas negociaciones, facilitó anteriormente un intercambio de prisioneros que aseguró la liberación del ciudadano estadounidense Marc Fogel.
El giro diplomático de Trump se produce en medio de tensiones con la Unión Europea y la OTAN. La exclusión de la UE de las negociaciones suscitó críticas, y los líderes expresaron su preocupación por posibles concesiones territoriales a Rusia. Francia y Alemania expresaron su temor de que la postura estadounidense pueda socavar el apoyo a Ucrania.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, expresó su descontento por el hecho de que el presidente Trump llamara a Putin sin consultarle antes. Zelenski también declaró su voluntad de negociar, insinuando un posible intercambio de territorios ocupados por Rusia.
El secretario de Defensa de Trump, Pete Hegseth, sugirió que Ucrania debería considerar la posibilidad de ceder territorio a Rusia, considerando que la exigencia de restablecer las fronteras anteriores a 2014 es "poco realista".
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, rechazó la propuesta de Zelenski, afirmando que Rusia no negociará su soberanía y que las unidades ucranianas serán expulsadas de lo que considera su territorio.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy declaró que le gustaría que el enviado especial del presidente estadounidense para Ucrania, Keith Kellogg, lo acompañe a la línea del frente en el este de Ucrania e informe a Donald Trump sobre las realidades sobre el terreno.
Zelenskyy dijo en Munich: "Le dije al Sr. Kellogg que iré con él al frente si está listo". "Es muy importante para mí que vea esto (...) Realmente quiero que hable con el presidente Trump sobre eso", agregó Zelenskyy.
El lunes, una fuente de la presidencia ucraniana dijo a AFP que Kellogg viajaría a Ucrania el 20 de febrero para desarrollar un plan para poner fin a la guerra de tres años lo más rápido posible.
La propuesta de Trump exige que Kiev renuncie a la península de Crimea, al Donbass ocupado y a cualquier aspiración de unirse a la OTAN. Un acuerdo que parecería redactado por Putin y en el que Ucrania pierde en todos los aspectos. El mayor temor de Zelenskyy se está convirtiendo en una realidad: una paz diseñada a la medida de Rusia, forjada en una negociación bilateral en la que Ucrania ni siquiera participa y en la que la Unión Europea queda aislada, sin un aliado esencial como Estados Unidos.