El reciente cambio en la política de visados de Estados Unidos para los ciudadanos nigerianos, reduciendo la validez a tres meses y una sola entrada, ha generado un debate económico significativo. Desde una perspectiva económica, esta medida podría tener repercusiones importantes en las relaciones comerciales y la inversión extranjera directa (IED) entre ambos países.
La reducción de la validez de los visados podría disuadir a los inversores nigerianos y estadounidenses de realizar negocios en el otro país. Según datos del Banco Mundial, Nigeria recibió 3.3 mil millones de dólares en IED en 2023, un flujo que podría verse afectado si las restricciones de visado complican los viajes de negocios. Además, la medida podría afectar negativamente al sector tecnológico nigeriano, que depende en gran medida de la colaboración internacional y la movilidad de profesionales.
El gobierno nigeriano ha expresado su preocupación por las posibles consecuencias económicas, incluyendo la disminución del turismo y la dificultad para atraer talento extranjero. Expertos en economía señalan que la medida podría aumentar los costos de transacción para las empresas nigerianas que operan en Estados Unidos, lo que a su vez podría reducir su competitividad en el mercado global. La situación exige una evaluación cuidadosa de las estrategias para mitigar los efectos negativos y fortalecer las relaciones económicas bilaterales.