Bruselas, 15 de julio de 2025 - El reciente anuncio de la Unión Europea sobre la finalización de su 18º paquete de sanciones contra Rusia ha generado un intenso debate sobre sus implicaciones económicas. Desde una perspectiva económica, este nuevo conjunto de medidas plantea interrogantes cruciales sobre su efectividad y sus posibles efectos secundarios.
El paquete, que incluye un límite de precios revisado para el petróleo ruso, propuesto en un 15% por debajo del promedio global de los últimos tres meses, busca reducir los ingresos de Rusia. Según un análisis de la Comisión Europea, la implementación de estos límites de precios podría reducir los ingresos de Rusia por exportaciones de petróleo en hasta un 30% en los próximos meses. Este descenso podría afectar significativamente la capacidad de Rusia para financiar su maquinaria militar y su economía en general.
Además, las sanciones se extienden al Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) y a 22 empresas rusas y extranjeras que apoyan la industria militar del Kremlin. La inclusión de estas entidades en la lista de sanciones busca cortar el acceso de Rusia a tecnologías y financiamiento cruciales. Un informe del Banco Mundial estima que el impacto combinado de las sanciones y la guerra en Ucrania podría reducir el crecimiento del PIB ruso hasta en un 10% en 2025. Este dato subraya la magnitud de las consecuencias económicas que enfrenta Rusia.
Sin embargo, la efectividad de estas sanciones no está exenta de desafíos. Hungría y Eslovaquia han bloqueado la adopción del paquete, citando preocupaciones sobre la seguridad energética. Esta resistencia pone de manifiesto la complejidad de la política económica y la necesidad de encontrar un equilibrio entre los objetivos políticos y las realidades económicas. En última instancia, el éxito de estas sanciones dependerá de la capacidad de la UE para mantener la unidad y la determinación frente a las posibles dificultades económicas.