Brasil se enfrenta actualmente a importantes desafíos económicos, caracterizados por una alta inflación y un aumento de la deuda nacional. Justo antes de las vacaciones de Navidad, el sector financiero brasileño fue sacudido por una fuerte caída de la moneda nacional, lo que llevó a la intervención urgente del Banco Central para estabilizar el real, que casi cayó por debajo de 6,30 reales por dólar.
Aunque la crisis inmediata se ha calmado un poco, los expertos prevén que para 2025, el tipo de cambio podría alcanzar 6,25 reales por dólar, con potencial de una mayor devaluación, posiblemente llegando a 7 reales por dólar. La depreciación del real subraya los problemas estructurales que enfrenta la mayor economía de América Latina, incluido un salario mínimo que ahora equivale a solo 251 dólares estadounidenses.
La deuda pública también es una creciente preocupación, con estimaciones que indican un aumento a aproximadamente el 78 por ciento del PIB, invirtiendo una disminución anterior al 72 por ciento durante la última administración. Los economistas enfatizan la necesidad de que el gobierno colabore con el Congreso para implementar reformas presupuestarias y abordar el gasto social excesivo, que ha sido subestimado en alrededor de 80 mil millones de reales.
La administración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que incluye casi 40 ministerios, enfrenta críticas por su falta de un plan integral para abordar estos problemas económicos. Los expertos económicos advierten que sin una estrategia clara para el ajuste fiscal, será difícil revertir la trayectoria económica actual.
La población brasileña está sintiendo el impacto del aumento de precios, especialmente en alimentos y energía, con la tasa de inflación oficial cerrando 2024 en un 4,83 por ciento, por encima del objetivo del Banco Central del 4,5 por ciento. Esta presión inflacionaria ha contribuido a la disminución de las calificaciones de aprobación pública para el gobierno de Lula, con solo el 27 por ciento de los votantes expresando opiniones positivas sobre sus dos primeros años en el cargo.
A medida que la deuda se proyecta alcanzar su punto máximo en 2030, los expertos piden recortes de gastos urgentes, lo que podría afectar los aumentos del salario mínimo. El salario mínimo, que entró en vigor el 1 de enero, ahora es de 1,518 reales (256 dólares) y es recibido por 19 millones de pensionados. Los economistas subrayan la importancia de implementar medidas fiscales más estrictas para mitigar los riesgos percibidos y restaurar el equilibrio entre la deuda pública y el PIB.