Aumento de tensiones: el presidente estadounidense Trump amenaza con aranceles a Canadá y México en medio de una ofensiva contra la inmigración

El 21 de enero de 2025, el presidente estadounidense Donald Trump anunció planes para combatir la inmigración ilegal e imponer altos aranceles a las importaciones de Canadá y México. En respuesta, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum afirmó el compromiso de su país con la soberanía y la independencia.

Durante su primer día en el cargo, Trump indicó intenciones de desplegar tropas en la frontera mexicana para abordar la inmigración ilegal y reiteró las amenazas de aranceles punitivos del 25% sobre las importaciones de ambos países vecinos, posiblemente efectivos a partir del 1 de febrero.

Sheinbaum enfatizó la importancia de mantener un enfoque equilibrado, haciendo referencia a los acuerdos existentes y afirmando: 'El pueblo de México puede estar seguro de que siempre defenderemos nuestra soberanía y nuestra independencia.' Rechazó la propuesta de renombrar el Golfo de México como 'Golfo de América', afirmando que es su nombre original.

El primer ministro canadiense Justin Trudeau prometió una fuerte respuesta a las amenazas comerciales de Trump, que podrían desestabilizar la economía canadiense. Trudeau declaró: 'Canadá responderá, y todas las opciones están sobre la mesa,' enfatizando una reacción medida pero robusta para igualar los aranceles estadounidenses dólar por dólar.

Tanto Canadá como México están protegidos bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que se revisará en 2026. El acuerdo, establecido durante el primer mandato de Trump, tenía como objetivo mejorar los derechos laborales en México.

En 2023, México superó a China como el mayor socio comercial de Estados Unidos, con un déficit comercial de 150 mil millones de dólares registrado ese año. Los conflictos comerciales entre las tres naciones se han intensificado, involucrando cuestiones como maíz genéticamente modificado y productos lácteos canadienses.

Trudeau advirtió que una guerra comercial tendría costos significativos para Estados Unidos, al tiempo que también impactaría a los canadienses. Los economistas sugieren que tal conflicto podría llevar a Canadá a una recesión, dado que aproximadamente el 75% de sus exportaciones van a Estados Unidos, principalmente en los sectores de energía y automotriz.

Estimaciones de Scotiabank indican que cualquier interrupción comercial bilateral podría reducir el PIB canadiense en más del 5%, aumentar significativamente el desempleo y elevar la inflación.

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