El 6 de enero de 2025, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, delineó las prioridades de la alianza para 2025 en un discurso que subrayó la creciente proximidad del conflicto a las fronteras de la OTAN. Rutte enfatizó la urgencia de aumentar los presupuestos de defensa en Europa para mejorar la seguridad y apoyar a Ucrania frente a la agresión rusa.
Rutte señaló que se tarda solo un día en llegar a Ucrania desde Bruselas, destacando la amenaza inmediata que representan las bombas rusas y los drones iraníes. Abogó por el apoyo público a un aumento del gasto gubernamental en defensa, indicando que los miembros europeos de la OTAN deben prepararse para un posible cambio en el liderazgo y las expectativas de EE. UU.
Ante la naturaleza impredecible de la próxima administración estadounidense, las naciones europeas se han comprometido a cumplir con la directriz de la OTAN de gastar el 2% de su PIB en defensa. Se están llevando a cabo discusiones sobre la posibilidad de aumentar este objetivo al 3% o incluso al 4%, ya que los aliados europeos buscan presentar condiciones favorables a EE. UU. bajo la presidencia de Trump.
Rutte declaró que se necesitan consultas entre aliados para determinar los nuevos niveles de gasto, que superarán el 2%. Los expertos predicen que Trump probablemente presionará por un objetivo del 4%, lo que coloca a los aliados europeos en una posición para negociar acuerdos beneficiosos.
Los miembros europeos de la OTAN enfrentan desafíos significativos para mejorar sus capacidades de defensa, particularmente en inteligencia y vigilancia. La OTAN planea llevar a cabo sus mayores ejercicios militares desde la Guerra Fría en 2024 y está revisando su estrategia de guerra híbrida en medio del aumento de actividades de sabotaje atribuidas a Rusia.
Alemania ha anunciado planes para enviar 5,000 soldados a Lituania para 2027, reflejando un compromiso de fortalecer el flanco este de la OTAN. Sin embargo, los expertos advierten que puede llevar más de una década a las naciones europeas desarrollar las capacidades necesarias sin depender en gran medida del apoyo de EE. UU.
A medida que se acerca el tercer aniversario de la invasión a gran escala de Rusia a Ucrania en febrero, los líderes europeos reafirman su apoyo a Kiev. Sin embargo, las preocupaciones sobre la continuidad de la ayuda de EE. UU. han llevado a las naciones europeas más ricas a ser cautelosas respecto a sus promesas a Ucrania.
La cuestión de la membresía de Ucrania en la OTAN sigue siendo controvertida, con aliados europeos generalmente apoyando, pero temerosos de la posible oposición de EE. UU. bajo una administración de Trump. El futuro de las aspiraciones de Ucrania a la OTAN depende de las dinámicas en evolución dentro de la alianza y la postura del liderazgo estadounidense entrante.