El huracán Helene ha devastado el sureste de Estados Unidos, resultando en más de 100 muertes confirmadas hasta el 30 de septiembre de 2024. La tormenta tocó tierra en Florida como un huracán de categoría 4, con vientos de hasta 225 km/h, antes de atravesar Georgia e inundar las Carolinas y Tennessee con lluvias torrenciales.
En Carolina del Norte, particularmente en el condado de Buncombe, se han reportado 30 muertes, y los funcionarios advierten que el número de víctimas podría aumentar a medida que los equipos de rescate lleguen a áreas aisladas por carreteras colapsadas y extensas inundaciones. El gobernador Roy Cooper enfatizó la necesidad de suministros de emergencia, afirmando: "Necesitamos comida y necesitamos agua", mientras se realizan esfuerzos para transportar suministros aéreos a la región.
La tormenta ha interrumpido la vida en todo el sureste, llevando a cientos de rescates acuáticos y dejando a más de 2 millones de hogares sin electricidad. La situación sigue siendo crítica, con esfuerzos continuos para localizar y rescatar a personas varadas. El presidente Joe Biden describió el impacto de la tormenta como "impresionante" y se espera que visite las áreas afectadas esta semana, siempre que no interrumpa las operaciones de rescate en curso.
A medida que comienza el proceso de recuperación, las autoridades anticipan un esfuerzo de reconstrucción largo y difícil, especialmente en regiones donde la infraestructura ha sido gravemente comprometida.