La sonda Juno de la NASA ha proporcionado nuevas perspectivas sobre la luna volcánica Io de Júpiter, concluyendo que no posee un océano de magma subsuperficial. Este hallazgo aborda preguntas de larga data sobre la actividad volcánica de la luna y su composición geológica.
Datos de Juno y de la misión Galileo anterior indicaron la posibilidad de un océano de magma de 50 kilómetros de profundidad bajo la superficie de Io. Sin embargo, mediciones recientes han demostrado que el interior de Io es rígido, lo que sugiere que las erupciones volcánicas son alimentadas por bolsas de roca fundida dentro del manto en lugar de un océano de magma global.
Io alberga aproximadamente 400 volcanes activos, y su superficie está predominantemente cubierta por llanuras de lava. El calor necesario para fundir roca en el manto de Io se genera por calentamiento por marea, causado por interacciones gravitacionales con Júpiter y otras lunas galileanas. A medida que Io orbita Júpiter, la distancia variable resulta en fuerzas gravitacionales significativas que calientan su interior.
Juno ha estado orbitando Júpiter desde 2016 y ha realizado múltiples sobrevuelo de Io, incluyendo acercamientos cercanos en diciembre de 2023 y febrero de 2024. Estos encuentros cercanos permitieron a los científicos medir el campo gravitacional de Io y evaluar su estructura interna.
Las implicaciones de estos hallazgos se extienden más allá de Io, ofreciendo perspectivas sobre las características geológicas de los exoplanetas, especialmente aquellos en órbitas cerradas alrededor de estrellas enanas M. Si Io carece de un océano de magma, exoplanetas similares también podrían carecer de tales características, desafiando las suposiciones existentes sobre su actividad geológica.