La inteligencia artificial (IA) tiene el potencial de diagnosticar infartos en solo 37 segundos y reducir la mortalidad en un 31% entre pacientes de alto riesgo, según los hallazgos presentados en el 85º Congreso Nacional de la Sociedad Italiana de Cardiología en Roma.
Las nuevas directrices italianas destacan el papel de la IA como un aliado significativo para los especialistas en el diagnóstico, monitoreo y manejo de enfermedades cardiovasculares. Se espera que la IA ayude en la detección temprana de enfermedades, la prescripción de terapias y el monitoreo de pacientes.
Un estudio que involucró a casi 16,000 pacientes publicado en Nature Medicine indica que combinar IA con electrocardiogramas puede reducir significativamente las tasas de mortalidad a tres meses.
La efectividad de la IA se extiende a varias herramientas diagnósticas, logrando una tasa de precisión del 99% en la identificación de casos graves a partir de ECG, y acortando considerablemente el tiempo entre la llegada al hospital y los procedimientos de revascularización.
Sin embargo, los expertos advierten que el uso de la IA plantea desafíos éticos y regulatorios, especialmente en lo que respecta a la responsabilidad por decisiones impulsadas por algoritmos. La FDA clasifica los productos de IA como 'software como dispositivos médicos', mientras que el AI Act de la UE impone regulaciones estrictas para mitigar riesgos en aplicaciones de alto riesgo.
Abordar estos desafíos es crucial para aprovechar al máximo los beneficios que los sistemas de IA pueden ofrecer en cardiología.