La sinestesia, un fenómeno neurológico que vincula vías sensoriales, impacta significativamente en la industria musical. Artistas como Billie Eilish, Kanye West y Lorde han hablado abiertamente sobre cómo sus experiencias sinestésicas dan forma a su música. Esta condición permite a los individuos percibir sonidos como colores, formas o texturas, influyendo en sus procesos creativos.
Billie Eilish asocia colores con los días de la semana y elementos musicales, lo que impacta en su composición. Kanye West ve sonidos, describiendo sus creaciones sónicas como pinturas. Lorde asigna colores a las notas y composiciones, como se observa en su canción "Green Light".
En España y Latinoamérica, aunque no es un tema de conversación común, la sinestesia despierta curiosidad y fascinación. La influencia de la sinestesia en el arte puede compararse con la inspiración que han tenido artistas visuales como Kandinsky, que buscaban traducir la música a formas y colores. Hans Zimmer utiliza motivos musicales ligados a paletas de colores en sus bandas sonoras, construyendo tensión cinematográfica. Charli XCX ve la música en color, influyendo en sus composiciones y actuaciones. La cromestesia de Frank Ocean inspiró el título "Channel Orange". Kevin Parker, de Tame Impala, también demuestra un proceso creativo codificado por colores.
Estos artistas demuestran cómo la sinestesia transforma la música en una experiencia multisensorial. Esto permite una expresión artística innovadora y emocionalmente resonante, enriqueciendo la experiencia del oyente. Sus percepciones únicas contribuyen a los paisajes sonoros diversos e innovadores que se encuentran en la música contemporánea. En el contexto de la cultura hispana, donde la música y el arte son fundamentales para la expresión emocional, esta perspectiva multisensorial puede resonar profundamente con el público, invitándolos a una experiencia más rica y personal.