La ex Primera Dama Michelle Obama compartió recientemente reflexiones sobre los desafíos únicos de criar adolescentes, Malia y Sasha, mientras vivían en la Casa Blanca. En una entrevista con Kelly Ripa, describió el esfuerzo constante para proteger a sus hijas del escrutinio público.
Obama reveló que cada fin de semana era una "pesadilla" debido a la necesidad de gestionar la logística del Servicio Secreto, las filtraciones de prensa y el deseo de permitir que sus hijas experimentaran una vida adolescente normal. "Tenían que conducir e ir al baile de graduación. Bebieron, intentaron fumar e hicieron todas esas cosas", admitió.
Los Obama trabajaron incansablemente para proteger a sus hijas de la intensa mirada pública, entendiendo que incluso los errores menores podrían convertirse en noticias nacionales. Michelle enfatizó la importancia de recordarles a Malia y Sasha que la fama de su padre no era su identidad, con el objetivo de mantenerlas con los pies en la tierra y humildes.
También relató las extensas medidas de seguridad requeridas para simples citas de juego, incluidos equipos avanzados que interrogaban y registraban hogares. A pesar de las presiones, Malia y Sasha ahora están labrando sus propios caminos, con Malia persiguiendo una carrera en Hollywood y Sasha disfrutando de la vida de postgrado en Los Ángeles.
Michelle Obama también compartió sus reflexiones personales sobre la maternidad, revelando que rechazó la sugerencia de Barack de tener un tercer hijo. Reconoció el peso emocional y la responsabilidad de criar hijos a la vista del público, enfatizando la importancia del tiempo personal y la autenticidad.