Donald Trump ha marcado sus primeros 100 días de regreso en la Casa Blanca con una rápida sucesión de decisiones, nombramientos y pronunciamientos. Este enfoque agresivo tiene como objetivo abrumar a los oponentes tanto dentro como fuera de Washington.
Sin embargo, la dependencia de Trump de las órdenes ejecutivas, que suman 130 en sus primeros tres meses, revela una debilidad. A diferencia de Roosevelt, quien aprobó quince leyes importantes en sus primeros 100 días, Trump tiene dificultades para que el Congreso apruebe su agenda.
Estos decretos, aunque aparentemente poderosos, pueden ser fácilmente revertidos por un sucesor. A medida que la popularidad de Trump disminuye y sus políticas enfrentan oposición, la tentación de manipular futuras elecciones puede crecer. A pesar de sus tendencias autoritarias, la existencia de elecciones libres sigue siendo una salvaguardia crucial contra la dictadura.