El expresidente Donald Trump ha declarado que no deportará al príncipe Harry, a pesar de las acusaciones pasadas sobre el consumo de drogas del duque de Sussex. La declaración llega después de que un grupo de expertos conservador, la Heritage Foundation, intentara acceder a la solicitud de visa de Harry para verificar su consumo de drogas pasado, lo que finalmente fue rechazado por los tribunales.
Trump dijo al New York Post: "No lo haré. Lo dejaré en paz, ya tiene suficiente con su esposa. Es terrible." Esta respuesta contrasta con su postura de hace un año cuando acusó a Harry de "traicionar a la reina" y prometió tomar "medidas apropiadas" si se demostraba que había mentido en su solicitud de visa.
La Heritage Foundation había presentado una demanda contra el Departamento de Seguridad Nacional para obtener acceso a los registros de Harry, alegando que había ocultado su consumo de cocaína, cannabis y hongos alucinógenos en su solicitud de visa. Esto, argumentaron, lo habría hecho inelegible para ingresar a los Estados Unidos. Harry reside en Montecito, California, con Meghan Markle y sus dos hijos desde 2020.
La relación de Trump con los Sussex ha sido tensa. En 2020, Harry y Meghan grabaron un video instando a la gente a votar (sin respaldar a ningún candidato) y Harry específicamente pidió el fin del discurso de odio, una clara referencia al cambio en el partido conservador estadounidense.
Meghan Markle, a quien Trump ahora llama "terrible", apoyó públicamente a Hillary Clinton en las elecciones de 2016 y criticó al actual presidente (y ganador de esa elección) como divisivo y misógino. La duquesa de Sussex ha estado activa en la lucha contra el racismo en los Estados Unidos y ha estado en contacto con el movimiento Black Lives Matter.
En cambio, Trump ha tenido buenas palabras para el hermano mayor de Harry y heredero al trono británico, William. El expresidente dijo de William, a quien conoció en la reapertura de la catedral de Notre Dame, que es un "buen tipo".
El duque y la duquesa de Sussex han hecho una aparición pública este fin de semana en la inauguración de los Juegos Invictus en Vancouver, una iniciativa impulsada por el propio Harry. Meghan Markle, que ha reactivado su perfil de Instagram, ha compartido algunas imágenes emotivas de la apertura de estos juegos, en los que compiten hasta 25 países. La aparición pública de ambos, que se besaron y se dieron la mano en varias ocasiones, parece poner fin a los rumores de crisis en la pareja. El propio Harry decía hace un par de meses que lo mejor es "ignorar" este tipo de comentarios, porque si por ellos fueran, ya se habría divorciado "diez o doce veces".
Una de las batallas más difíciles del nieto de Isabel II ha sido precisamente contra los tabloides y la prensa del corazón. Hace un par de semanas, un acuerdo extrajudicial daba la victoria al hijo de Diana de Gales en su denuncia contra el conglomerado mediático de Rupert Murdoch, victoria que ha incluido una disculpa pública.
"Diana estaría orgullosa", decía Charles Spencer, su tío, sobre el desenlace del proceso. El tratamiento al que fue sometida Meghan Markle cuando se hizo pública su relación con Enrique y, por supuesto, el trágico final de Lady Di, que murió en un accidente de coche en París mientras era perseguida por unos paparazzi, llevaron a Enrique a enfrentarse judicialmente a tabloides, a los que acusó de obtener ilegalmente la información que publicaban, incluyendo escuchas telefónicas, seguimientos y uso indebido de información privada.