Las políticas de inmigración de Donald Trump, en particular su plan de deportación masiva, están a punto de tener un impacto significativo y potencialmente perjudicial en la industria de la moda estadounidense. El sector de la confección depende en gran medida del trabajo de inmigrantes indocumentados, con una estimación del 23,1% de los trabajadores de la confección que son indocumentados.
La eliminación de estos trabajadores crearía escasez de mano de obra, lo que provocaría un aumento de los salarios y los costos de producción. Esto podría conducir a precios más altos para los consumidores, lo que afectaría la asequibilidad de los productos de moda. Además, la interrupción de los procesos de producción establecidos debido a la pérdida de trabajadores experimentados reduciría la productividad y la eficiencia.
La amenaza de deportaciones masivas está causando una ansiedad generalizada entre los trabajadores de la confección en Los Ángeles, el centro más grande de fabricación de prendas de vestir en los Estados Unidos. El Garment Worker Center está trabajando para aliviar el miedo y brindar apoyo a los trabajadores inmigrantes, reconociendo su papel crucial en la industria.
Las políticas de Trump también plantean preocupaciones sobre la salud a largo plazo de la industria de la moda estadounidense. El potencial de mayores aranceles y escasez de mano de obra podría socavar la competitividad de la ropa estadounidense, lo que podría sofocar el crecimiento de la industria.