El 29 de diciembre de 2024, el Sol produjo una extraordinaria erupción solar clasificada como X1.1, una de las más intensas en años recientes. Este evento se originó en la región noroeste del Sol que mira hacia la Tierra y desencadenó una serie de fenómenos que afectaron a nuestro planeta. Entre estos, se reportó un apagón de radio en varias áreas del mundo.
Las erupciones solares son explosiones de radiación electromagnética generadas por manchas solares, que son regiones más frías con campos magnéticos particularmente fuertes. Su intensidad varía desde la clase A (menos potente) hasta la clase X (más intensa), siendo X1.1 un evento significativo.
Cuando el Sol emite erupciones tan intensas, las partículas cargadas liberadas durante la explosión pueden interferir con los sistemas tecnológicos terrestres. En particular, las comunicaciones por radio, los sistemas de GPS y las redes eléctricas se ven afectados por estas perturbaciones. Además, la erupción dio lugar a espectaculares auroras, tanto boreales como australes, creadas por la interacción de las partículas solares con la atmósfera terrestre.
Los científicos están analizando datos para determinar si esta erupción fue acompañada por una eyección de masa coronal (CME). Las CME son burbujas masivas de plasma y campo magnético que, si se dirigen hacia la Tierra, pueden provocar tormentas geomagnéticas mucho más intensas. Aunque la erupción del 29 de diciembre fue significativa, 2024 ha demostrado ser un año particularmente activo para la actividad solar.
La erupción X1.1 fue monitoreada por el satélite meteorológico GOES-16 de la NOAA, que, gracias a sus instrumentos avanzados, proporciona datos cruciales para rastrear la actividad solar y predecir sus efectos en la Tierra. El ciclo solar de 11 años, que alterna entre fases de actividad máxima y mínima, sugiere que el Sol está entrando en un nuevo máximo, aumentando la probabilidad de erupciones y otros eventos solares en los próximos años.