El 24 de enero de 2025, un equipo de la Universidad de Galway en Irlanda presentó una técnica innovadora en bioprinting, destinada a crear tejido cardíaco humano funcional. Esta innovación podría transformar el campo de la medicina regenerativa, la modelización de enfermedades y la evaluación de fármacos.
Los investigadores se centraron en replicar tejidos cardíacos que cambian de forma dinámicamente, imitando los procesos naturales que ocurren durante el desarrollo de órganos. Sus hallazgos, publicados en Advanced Functional Materials, destacan un nuevo método de bioprinting que incorpora fuerzas generadas por células para impulsar la morfología de los tejidos.
La autora principal, Ankita Pramanick, explicó: "Nuestro trabajo introduce una plataforma novedosa, utilizando bioprinting embebido para imprimir tejidos que sufren morfología 4D programable y predecible, impulsada por fuerzas generadas por células." Este avance permite que los tejidos cardíacos bioprintados se contraigan de manera más efectiva, mejorando su madurez estructural y funcional.
Los métodos tradicionales de bioprinting a menudo no consideran los cambios de forma críticos que ocurren durante el desarrollo embrionario. El enfoque del equipo de la Universidad de Galway permite la creación de tejidos cardíacos que no solo se asemejan a sus contrapartes biológicas, sino que también presentan propiedades contractiles mejoradas.
El profesor Andrew Daly, investigador principal, señaló: "Al permitir que los tejidos cardíacos bioprintados sufran cambios de forma, comienzan a latir más fuerte y más rápido." Esta capacidad aborda un desafío significativo en el campo, allanando el camino para tejidos bioprintados más avanzados que replican mejor la estructura del corazón humano adulto.
A pesar de estos avances, el equipo reconoce que los órganos bioprintados completamente funcionales adecuados para la implantación humana siguen siendo un objetivo lejano. La investigación futura se centrará en escalar sus técnicas de bioprinting para crear construcciones más grandes e integrar vasos sanguíneos para mantener estos tejidos en condiciones de laboratorio.
Este avance representa un paso crucial hacia la generación de órganos bioprintados funcionales, con amplias implicaciones para la medicina cardiovascular y más allá.