Investigaciones recientes del Woods Hole Oceanographic Institution han revelado las notables capacidades metabólicas de una especie específica de foraminíferos, organismos unicelulares que viven en las profundidades extremas del océano. Publicado en The ISME Journal, el estudio revela que estos foraminíferos utilizan la quimiosíntesis, un proceso que les permite extraer energía de fuentes inorgánicas en entornos pobres en oxígeno.
La quimiosíntesis, típicamente asociada con microorganismos como Bacterias y Arqueas, es particularmente intrigante en eucariotas como los foraminíferos, que poseen estructuras celulares complejas. La investigación se centra en estos organismos debido a su presencia en entornos que recuerdan las condiciones de la Tierra primitiva, caracterizadas por bajos niveles de oxígeno y altas concentraciones de productos químicos tóxicos. Este estudio no solo mejora la comprensión de sus adaptaciones ecológicas, sino que también arroja luz sobre la historia evolutiva de la vida eucariota.
Utilizando tecnología avanzada, los investigadores desplegaron el vehículo operado remotamente Hercules para recolectar muestras de sedimento a aproximadamente 570 metros bajo la superficie frente a la costa de California. Emplearon dos métodos principales para estudiar las estrategias metabólicas de los foraminíferos: uno consistió en infundir muestras de sedimento con un conservante que contenía un colorante rojo visible para analizar la expresión génica, mientras que el otro utilizó trazadores de carbono isotópico durante incubaciones in situ de 24 horas en el fondo marino.
Los hallazgos plantean preguntas significativas sobre la resiliencia de la vida en diversos entornos. A pesar de su pequeño tamaño, a menudo alrededor de 300 micrones, los foraminíferos desempeñan roles cruciales en sus ecosistemas. Su diversidad metabólica podría proporcionar información sobre cómo la vida podría existir en condiciones similares en otros planetas, lo que podría ayudar en la búsqueda de vida extraterrestre.
El profesor Daniel Rogers, un investigador clave, enfatiza la importancia de observar estos organismos en sus hábitats naturales para comprender con precisión sus estrategias de aprovechamiento de energía. El estudio también explora la kleptoplastia, donde los foraminíferos incorporan cloroplastos de otros organismos, lo que les permite acceder a capacidades fotosintéticas incluso en entornos oscuros.
Esta investigación no solo mejora la comprensión de la biología de los foraminíferos, sino que también tiene implicaciones para los estudios sobre el cambio climático, dado sus extensos registros fósiles. El estudio también indica que diferentes especies de foraminíferos presentan procesos biológicos distintos, con investigaciones en curso destinadas a descubrir estas diferencias.
El Woods Hole Oceanographic Institution sigue liderando la investigación marina, combinando tecnología avanzada con profundas percepciones biológicas. Este estudio subraya cómo incluso los organismos más pequeños pueden ofrecer perspectivas valiosas a través de diferentes campos científicos, reafirmando la interconexión de la vida en la Tierra.
La expedición fue financiada por la NASA, lo que resalta el interés en explorar la vida más allá de nuestro planeta. Si bien los entornos de aguas profundas difieren de las condiciones extraterrestres, comparten características como climas fríos, oscuridad y bajos niveles de oxígeno, lo que fomenta discusiones sobre el potencial de vida en otros lugares del universo.
En general, esta investigación contribuye de manera significativa a la comprensión de la ecología de las profundidades marinas y la versatilidad metabólica de la vida, mostrando las estrategias de supervivencia de los organismos en entornos extremos y sus implicaciones ecológicas más amplias.