Los arqueólogos han descubierto cientos de huesos en un pozo profundo en un suburbio de Londres, que datan de la época romana, específicamente entre finales del siglo I y principios del siglo II d.C. Entre estos huesos, ha surgido un hallazgo distintivo: un hueso de pene de perro pintado, que ha atraído considerable atención.
Ellen Green, bioarqueóloga de la Universidad de Reading, señaló: "Este es el único ejemplo que he encontrado de un pene genuino que potencialmente se utilizó como objeto ritual." El hueso pintado, que presenta un tono rojo en un lado, fue analizado utilizando un método llamado fluorescencia de rayos X, revelando que el color proviene de ocre rojo, aplicado intencionalmente al hueso.
El pozo también contenía restos de más de 280 animales domésticos, incluidos cerdos, vacas, caballos y ovejas, junto con huesos humanos. Green destacó que aproximadamente el 70 por ciento de los huesos de animales pertenecían a perros pequeños, probablemente terriers o razas similares, sin signos de sacrificio, quema o enfermedad.
Este hueso de pene pintado es el primero de su tipo descubierto, a pesar de que se han encontrado otros pozos de la época romana llenos de restos humanos y animales en toda Gran Bretaña. Green explicó que en la cultura romana, los penes tenían diversas asociaciones y a menudo se utilizaban como amuletos de la suerte. Sin embargo, el uso específico de ocre rojo en los huesos sigue siendo un misterio, ya que no hay paralelos conocidos de la época romana o ejemplos de la Edad del Hierro británica.
Los hallazgos han sido publicados en el Oxford Journal of Archaeology.