Un estudio reciente del proyecto HistoGenes, realizado por investigadores de la Universidad Eötvös Loránd (ELTE), ha arrojado luz sobre la integración cultural de los asentamientos ávaros en la parte noroeste de la cuenca de los Cárpatos durante el siglo VIII. La investigación implicó el análisis de los restos de dos cementerios ávaros, ubicados a 20 kilómetros de distancia en la cuenca de Viena, a saber, Mödling y Leodersdorf.
A pesar de los distintos perfiles genéticos de los dos asentamientos, con Mödling mostrando una ascendencia predominantemente europea y Leodersdorf mostrando orígenes del este asiático, el estudio reveló sorprendentes similitudes en sus prácticas culturales y estructuras sociales. Este hallazgo sugiere un notable nivel de asimilación cultural, incluso frente a diferencias genéticas significativas.
El análisis de los restos esqueléticos de ambos sitios, que abarcan aproximadamente 500 individuos en Mödling y 150 en Leodersdorf, reveló un paisaje cultural compartido. Esto fue evidente en las prácticas funerarias, donde las armas rara vez se enterraban con los difuntos, y la ausencia de lesiones de combate en los esqueletos. Además, se encontraron pruebas limitadas de violencia o privación, lo que sugiere una coexistencia pacífica entre las dos comunidades.
El estudio, publicado en la revista Nature, empleó métodos arqueogenéticos para reconstruir linajes familiares que abarcan seis generaciones. Los investigadores descubrieron que casi todas las madres de ambos asentamientos eran originarias de fuera de las comunidades locales, lo que indica que las esposas provenían de diferentes regiones. La comunidad de Mödling recibía esposas de Europa, mientras que las esposas de Leodersdorf eran originarias del este asiático o de inmigrantes del este asiático. A pesar de sus diversos orígenes, las dos comunidades no desarrollaron sociedades paralelas, como lo demuestra el uso compartido de símbolos de estatus como amuletos protectores decorados con grifos encontrados en ambos asentamientos.
Los investigadores pudieron rastrear el linaje a través de múltiples generaciones, sin encontrar evidencia de relaciones incestuosas. Este hallazgo se alinea con un estudio anterior realizado en Rákóczi-falva, que también observó un patrón similar de rastreo de linaje entre la comunidad ávara. Los dos asentamientos en la cuenca de Viena fueron abandonados después del reinado de Carlomagno, específicamente después de su campaña contra los ávaros en 791. La última generación de niños, junto con algunos adultos, fueron enterrados en los asentamientos, lo que sugiere una posible migración o desplazamiento de la población restante.
El proyecto HistoGenes tiene como objetivo investigar más a fondo el destino de las comunidades ávaras, en particular el paradero de las generaciones más jóvenes y la posible persistencia de rastros genéticos del este asiático en la región.