El 3 de enero de 2025, un equipo internacional de científicos anunció hallazgos significativos del telescopio espacial James Webb (JWST) que podrían resolver preguntas de larga data sobre la formación de planetas en el universo temprano. La investigación se centró en el cúmulo estelar NGC 346 en la Pequeña Nube de Magallanes, una galaxia conocida por su baja abundancia de elementos pesados.
Anteriormente, el telescopio espacial Hubble había observado un planeta masivo orbitando una estrella formada solo mil millones de años después del Big Bang. Este descubrimiento suscitó interrogantes, ya que se pensaba que las estrellas tempranas, compuestas principalmente de hidrógeno y helio, carecían de los elementos pesados necesarios para la formación de planetas.
Las observaciones del JWST revelaron que los discos protoplanetarios alrededor de las estrellas en NGC 346 tienen una vida útil que supera a la observada alrededor de estrellas más jóvenes en la Vía Láctea, desafiando así los modelos existentes de formación de planetas. Normalmente, estos discos se disipan en 2-3 millones de años, pero muchas estrellas jóvenes en NGC 346, estimadas en 20-30 millones de años, todavía poseen estos discos.
Los hallazgos sugieren que los mecanismos que rigen la longevidad de los discos protoplanetarios pueden diferir en entornos con menos elementos pesados. Los investigadores proponen dos posibles explicaciones: una implica que la presión de radiación es menos efectiva para dispersar discos que carecen de elementos más pesados, mientras que la otra sugiere que nubes de gas más grandes pueden llevar a discos protoplanetarios más masivos que requieren más tiempo para disiparse.
Estos conocimientos no solo arrojan luz sobre las condiciones de formación estelar temprana, sino que también impulsan una reevaluación de teorías establecidas sobre la arquitectura de los sistemas planetarios. El JWST continúa revelando complejidades inesperadas del universo, alentando a los astrónomos a reconsiderar creencias de larga data.