En 2025, la región de Lleida, en España, se vio gravemente afectada por incendios forestales, especialmente en las áreas de Torrefeta i Florejacs y Sanaüja. Estos incendios destruyeron 6.500 hectáreas de tierras agrícolas, pastizales y bosques.
Las llamas, alimentadas por vientos que alcanzaron los 120 km/h, fueron de las más rápidas registradas en Europa, con una columna de humo que alcanzó los 14 kilómetros de altura. Trágicamente, dos edificios agrícolas fueron destruidos y dos personas perdieron la vida al intentar escapar del fuego.
Las autoridades han identificado estos incendios como de "sexta generación", un término utilizado para incendios forestales intensos e impredecibles que son difíciles de extinguir con métodos convencionales, a menudo relacionados con la crisis climática. Aproximadamente 20.000 personas en la zona fueron aconsejadas a permanecer en interiores mientras los bomberos trabajaban para contener las llamas. Estos incidentes resaltan el creciente problema global de los incendios forestales y la urgente necesidad de estrategias más efectivas contra el cambio climático. Este tipo de eventos, como los que hemos visto recientemente en la Amazonía o en Australia, nos recuerdan la importancia de la prevención y la gestión forestal, así como la necesidad de una mayor conciencia y responsabilidad por parte de todos.