La cuenca pérmica, una vasta región sedimentaria en el oeste de Texas y el sureste de Nuevo México, debe sus prolíficas reservas de petróleo a un antiguo mar interior que existió hace aproximadamente entre 299 y 252 millones de años durante el período pérmico. Algas y plancton microscópicos, enterrados bajo capas de sedimento, se transformaron en petróleo durante millones de años debido al calor y la presión. Esta geología única, que presenta espesas estructuras de hidrocarburos, permite una extracción eficiente de múltiples capas de roca.
El reventón de Spindletop el 10 de enero de 1901 marcó el comienzo del auge petrolero de Texas, atrayendo inversiones e innovación, incluida la fracturación hidráulica y la perforación horizontal. Este descubrimiento llevó a Estados Unidos a la era del petróleo al hacer que el combustible de petróleo fuera económicamente factible para el consumo masivo.
Hoy en día, Texas es un productor de petróleo líder en los Estados Unidos. Sin embargo, la cuenca pérmica también ha sido identificada como una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero. Si bien algunos informes indican una disminución en la intensidad del metano en los últimos años, la cuenca sigue siendo un punto focal para las preocupaciones ambientales relacionadas con la producción de petróleo y gas. En 2022, la cuenca pérmica produjo más de 200 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero.