En las profundidades del Océano Atlántico, un descubrimiento notable ha revelado un ecosistema próspero que ha existido durante más de 120.000 años. Conocida como Ciudad Perdida, este campo hidrotermal es un testimonio de la resistencia y la adaptabilidad de la vida en la Tierra.
Situada a 2.300 pies bajo la superficie, la Ciudad Perdida se caracteriza por imponentes torres blancas que alcanzan casi 200 pies de altura. Estas estructuras se forman por la interacción del agua de mar y el manto terrestre, liberando hidrógeno y metano al océano. Los fluidos alcalinos resultantes, calentados a unos 90 °C, sustentan una comunidad de vida única y diversa.
Los investigadores han identificado una amplia gama de vida microbiana en la Ciudad Perdida, prosperando gracias al hidrógeno y las moléculas orgánicas producidas por las fuentes hidrotermales. También se han observado pequeños invertebrados, caracoles gasterópodos, crustáceos y gusanos poliquetos, destacando la notable biodiversidad de este antiguo ecosistema.
La Ciudad Perdida ha sido reconocida como un área marina ecológica o biológicamente significativa y es un candidato potencial para el estatus de Patrimonio de la Humanidad. Investigaciones recientes, incluida la recuperación de una muestra de núcleo de 1.268 metros de largo, proporcionan información valiosa sobre los orígenes de la vida en la Tierra y el potencial de vida en otros entornos extremos, como las lunas de Saturno y Júpiter.