En las aguas gélidas del Atlántico Norte y el Ártico, el tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus) se destaca no solo por su tamaño—más de seis metros—sino también por su extraordinaria longevidad. Este vertebrado, que vive en temperaturas casi congelantes, es considerado el vertebrado más longevo del mundo, con una vida promedio de 400 años y estimaciones que alcanzan hasta 500.
Recientemente, un equipo internacional de científicos logró secuenciar el 92% del genoma de esta especie, revelando secretos genéticos que podrían revolucionar el estudio del envejecimiento. El genoma del tiburón de Groenlandia es el doble de grande que el humano y contiene una alta proporción de elementos transponibles, que representan el 70% de su ADN. Estos elementos, que en otros organismos suelen ser dañinos, parecen desempeñar un papel protector al reparar el ADN y prevenir mutaciones acumulativas que normalmente conducen al envejecimiento prematuro.
Este hallazgo abre un nuevo campo de estudio en la biología molecular y la medicina. Según el doctor Steve Hoffman, coautor del estudio, comprender cómo estos tiburones mantienen la estabilidad genética durante siglos podría ayudar a desarrollar terapias humanas contra enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como el cáncer. Sin embargo, Hoffman enfatiza que aún queda un largo camino por recorrer antes de aplicar estos conocimientos en tratamientos prácticos para extender la vida humana.
A pesar de sus capacidades extraordinarias, el tiburón de Groenlandia enfrenta graves amenazas de conservación. Actualmente figura como 'vulnerable' en la Lista Roja de la UICN debido a la pesca incidental y la degradación de su hábitat. Investigaciones recientes sobre su genoma han sido posibles gracias a muestras obtenidas bajo estrictos permisos y métodos controlados, lo que también ha generado debates sobre el balance entre la investigación científica y la conservación de esta especie única.