En 2025, el sector agrícola está experimentando una transformación significativa, particularmente en la agricultura de invernadero. Esto se debe al uso estratégico de dióxido de carbono (CO2) para mejorar el crecimiento y la productividad de las plantas en todo el mundo. Los niveles elevados de CO2 están demostrando aumentar sustancialmente los rendimientos de los cultivos, mejorar la eficiencia del uso del agua y fortalecer la salud de las plantas.
Las investigaciones muestran que el aumento de los niveles de CO2 en los invernaderos puede conducir a mejoras en el rendimiento del 20% al 40%, dependiendo del cultivo y el entorno. Los tomates cherry, por ejemplo, mostraron un aumento del rendimiento del 38% en China en condiciones enriquecidas con CO2. Esta es una tendencia global que impacta la producción de alimentos.
Las tecnologías avanzadas de enriquecimiento con CO2 también están optimizando las operaciones de los invernaderos. Empresas como CO2 GRO están desarrollando sistemas innovadores. Estos sistemas crean una micro-película en las hojas de los cultivos utilizando una solución acuosa de CO2, mejorando la fotosíntesis y protegiendo las plantas de patógenos. Esta tecnología se está probando en Estados Unidos, con resultados esperados para finales de 2024.
La adopción del enriquecimiento con CO2 se alinea con las prácticas sostenibles al mejorar la eficiencia de los recursos. Los niveles elevados de CO2 pueden mejorar la retención de agua en las plantas, reduciendo la necesidad de riego. AgriAir ha introducido un sistema de reciclaje de CO2 que captura las emisiones de las calderas y las redistribuye en las salas de cultivo, aumentando las tasas de crecimiento de las plantas hasta en un 20%.
A julio de 2025, la industria de la agricultura de invernadero continúa explorando e implementando estrategias de enriquecimiento con CO2. Se espera que la investigación en curso y los avances tecnológicos refinen estas prácticas, haciéndolas más rentables y accesibles para una gama más amplia de productores. Este es un esfuerzo global para mejorar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad. En Latinoamérica, países como México y Argentina están mostrando un creciente interés en estas tecnologías, especialmente ante los desafíos del cambio climático y la necesidad de aumentar la producción agrícola de manera eficiente. En España, el sector agrícola también está explorando estas innovaciones, con un enfoque en la optimización de los recursos hídricos y la reducción del impacto ambiental.