Francia está implementando cada vez más zanjas vegetadas, conocidas como 'noues', como un enfoque sostenible para gestionar las aguas pluviales urbanas y promover la biodiversidad. Estas características del paisaje ofrecen una solución ecológica para mitigar los riesgos de inundación y mejorar la calidad del agua en entornos urbanos.
Diferentes tipos de zanjas, incluyendo zanjas de infiltración, de amortiguación y mixtas, se adaptan para ajustarse a diversas condiciones del suelo y requisitos de planificación urbana. Estas zanjas reducen eficazmente el volumen de agua dirigido a los sistemas de alcantarillado tradicionales, contribuyendo a importantes ahorros de costos en la gestión de aguas pluviales.
Nantes ha informado de una reducción del 25% en los costos de gestión de aguas pluviales debido a la implementación de zanjas en áreas residenciales. Estas zanjas también reducen el volumen de agua dirigido a los sistemas de alcantarillado tradicionales en un 30-40%. La integración de plantas nativas fomenta microhábitats para polinizadores y pequeños mamíferos, mejorando así la diversidad florística. Ciudades como Burdeos están incorporando zanjas en parques públicos, creando zonas ecológicas multifuncionales que atraen a diversa fauna y ralentizan naturalmente la escorrentía de agua de lluvia. El mantenimiento regular, incluyendo el corte de césped y la eliminación de escombros, asegura la eficacia a largo plazo de estos sistemas. Los estudios indican que las zanjas pueden reducir hasta el 80% de los contaminantes en las aguas pluviales y bajar las temperaturas locales durante las olas de calor.