En el corazón de la región de Emilia-Romaña en Italia, un grupo de dedicados viticultores y agricultores está en una misión para salvar especies vegetales en peligro de extinción. Esta iniciativa destaca la importancia de la biodiversidad y la preservación de prácticas agrícolas antiguas.
Uno de esos esfuerzos es liderado por la asociación Rimini Rebola, que ha revivido con éxito la uva Rebola, una variedad mencionada en documentos que datan de 1437. Junto con la Rebola, los agricultores también trabajan para salvar otros cultivos locales, incluyendo la dulce 'cipolla dell'acqua' (cebolla de agua) y varias frutas y verduras heredadas.
Davide Bigucci, un viticultor biodinámico en Podere Vecciano, comparte su pasión por estas variedades antiguas, afirmando: 'Fuimos los primeros en vinificar la Rebola, haciendo una inversión personal para traerla de vuelta.' Su bodega ahora produce vinos utilizando técnicas antiguas, incluida la fermentación en ánforas de Georgia y Armenia.
En el pintoresco pueblo de Santarcangelo, la 'zvòla da aqua', una cebolla gigante que una vez se cultivó en las aguas del río Marecchia, se está preservando gracias a los esfuerzos de los agricultores locales. Esta cebolla dulce es un alimento básico en la cocina regional y es celebrada por su sabor único.
Además, el Orto dei frutti dimenticati (Jardín de Frutas Olvidadas) en Pennabilli presenta una rica colección de variedades de frutas heredadas, incluyendo 19 tipos de manzanas y 20 tipos de peras, enfatizando la importancia de preservar estos recursos genéticos para las generaciones futuras.
A medida que estas iniciativas continúan floreciendo, no solo protegen el patrimonio agrícola de Italia, sino que también contribuyen a los esfuerzos globales de biodiversidad, demostrando el papel vital de las comunidades locales en la lucha contra la extinción.