El árbol oiti, nativo de Brasil, está ganando atención por su papel significativo en los ecosistemas urbanos y hábitats de fauna. Se encuentra principalmente en las regiones de Cerrado y Mata Atlântica, y es conocido no solo por sus frutos dulces, sino también por su madera duradera, lo que lo convierte en un recurso valioso en diversos esfuerzos ambientales.
Según la experta en paisajismo Dreide Araújo, el oiti proporciona sombra sustancial y contribuye al confort bioclimático en áreas urbanas. Sus raíces profundas ayudan a prevenir la erosión del suelo, mientras que su densa follaje ofrece refugio para la fauna local y mejora la calidad del aire.
El oiti, conocido científicamente como Moquilea tomentosa, puede tardar hasta 15 años en alcanzar la madurez. Prosperan en suelos fértiles con abundante luz solar, lo que lo convierte en una excelente opción para el paisajismo en parques y áreas residenciales con jardines amplios.
Además de sus beneficios ecológicos, el árbol oiti produce frutos comestibles que son ricos en nutrientes y poseen propiedades antioxidantes. Estos frutos amarillos, que miden entre 13 y 15 cm de largo, se consumen generalmente frescos, aumentando aún más el valor del árbol como recurso para las comunidades locales.
A medida que la urbanización continúa expandiéndose, el árbol oiti se destaca como una especie crucial para mejorar la biodiversidad y promover prácticas ambientales sostenibles en las ciudades brasileñas.