Estrasburgo ha hecho historia al convertirse en la primera ciudad de Europa en firmar la Declaración Europea de los Derechos de los Animales. Este paso significativo resalta el compromiso de la ciudad con el bienestar animal, coincidiendo con el décimo aniversario de un artículo del código civil que reconoce a los animales como seres sensibles.
La ciudad, liderada por una alcaldesa ecologista, ha iniciado varias políticas notables para proteger a los animales:
Brigada de Protección Animal: Se ha establecido una unidad dedicada dentro de la policía municipal para combatir la crueldad hacia los animales.
Perros en tranvías: Desde julio de 2023, se permite la entrada de perros en los tranvías, siempre que estén atados y con bozal.
Control Poblacional Humano: Se han instalado palomares anticonceptivos para gestionar las poblaciones de palomas sin recurrir a la violencia.
Gestión de Cuervos: Se están probando métodos innovadores utilizando llamadas de angustia para gestionar las poblaciones de cuervos en áreas urbanas.
Refugios para Gatos: Se están creando nuevos refugios, llamados 'chatipi', para mejorar las condiciones de vida de los gatos callejeros y abandonados.
Transformación del Zoológico: El zoológico de Orangerie pronto se transformará en una granja educativa, reemplazando a los monos por conejos y cerdos rescatados.
A pesar de estos avances, algunos defensores del bienestar animal expresan preocupaciones sobre la insuficiencia de acciones en el cuidado diario de los animales, especialmente en lo que respecta a plantas peligrosas en parques públicos. La oposición municipal también critica la falta de respuestas concretas a problemas urgentes de bienestar animal, como la gestión de malas hierbas que pueden dañar a las mascotas.
Mientras algunos celebran la postura progresista de Estrasburgo, el diálogo continuo entre la ciudad y las organizaciones de bienestar animal indica que aún queda mucho por hacer.