La presión humana ha llevado al declive de muchas especies en España, pero los esfuerzos de conservación notables han ayudado a algunos animales emblemáticos a recuperarse significativamente.
Si bien no están completamente a salvo, su futuro parece prometedor. Las generaciones futuras podrán seguir disfrutando de estas especies, que proporcionan servicios ecológicos esenciales.
A continuación, algunas historias de éxito notables:
Oso pardo: A principios de los 90, quedaban menos de 100 osos en la cordillera cantábrica y los Pirineos. Hoy, su número ha aumentado a alrededor de 400, con una creciente área de distribución del 70 % desde los años 80.
Lince ibérico: Una vez al borde de la extinción con solo unos 60 adultos, la población ha aumentado a más de 2,000 individuos, gracias a la protección del hábitat y el financiamiento de la conservación.
Águila imperial: De solo 39 parejas reproductoras en los años 70, la población ha aumentado a 841 parejas hoy, con esfuerzos sustanciales enfocados en la preservación del hábitat.
Nutria: Una vez casi extinta debido a la contaminación y la destrucción del hábitat, las poblaciones de nutrias se están recuperando, ahora presentes en más del 55 % de las cuencas fluviales de España.
Quebrantahuesos: Después de disminuir a 30 individuos en los años 90, su número ha rebotado a más de 1,200, aunque las amenazas como las líneas eléctricas y los parques eólicos siguen presentes.
Estos éxitos demuestran la efectividad de las asociaciones público-privadas en la conservación de la fauna.