La primavera en Japón es un paisaje de ensueño que ofrece a los viajeros la oportunidad de adentrarse en un cuadro viviente. Desde finales de marzo hasta mayo, el país se transforma con impresionantes paisajes naturales y experiencias culturales únicas. Aquí te explicamos por qué la primavera en Japón es un viaje inigualable.
Mientras que la mayor parte de Japón disfruta de un clima templado y cálido, Hokkaido sigue siendo un impresionante paraíso invernal. Las oportunidades para esquiar se extienden hasta principios de la primavera, lo que permite a los visitantes disfrutar de los deportes de invierno con temperaturas más suaves y más horas de sol. Dirígete al norte, a Niseko, Furano y Rusutsu, cada uno de los cuales desprende su propio encanto único con estaciones de esquí de renombre mundial y onsens japoneses tradicionales para relajarse después de un día en las pistas.
La primavera en Japón es sinónimo de cerezos en flor, o sakura. Estas delicadas flores suelen florecer entre finales de marzo y principios de abril, transformando la Tierra del Sol Naciente en un magnífico espectáculo. Cada ciudad y región cuenta con sus propios lugares emblemáticos donde la gente se reúne para admirar los espléndidos cerezos. El parque Ueno de Tokio, el parque Kema Sakuranomiya de Osaka y el parque Maruyama de Kioto son lugares de primera categoría para presenciar el sakura.
Las flores de cerezo son un sello distintivo de la temporada de primavera y forman parte de la rica historia de Japón. La tradición del hanami (observación de las flores) se remonta al período Nara. El hanami consiste en conectar con la naturaleza, reflexionar sobre la naturaleza transitoria de la vida y celebrar el momento presente. La belleza fugaz de las flores refleja la filosofía japonesa del mono no aware, la conciencia de la impermanencia de las cosas.
Además del sakura, la primavera en Japón despliega una gran variedad de flores impresionantes. Las flores de ciruelo, las flores de colza, la glicinia púrpura y el flox musgoso crean paisajes vibrantes y coloridos en todo el país. Visita el jardín de ciruelos de Atami, Sannokura Kogen, el parque Shibukawa y el lago Kawaguchi para experimentar esta maravilla floral.
Los Alpes japoneses son tan espectaculares como los Alpes suizos. La ruta de los Alpes de Tateyama Kurobe se extiende a lo largo de 37,2 kilómetros a través del monte Tateyama y el monte Akazawadake, y ofrece un paisaje incomparable, desde picos nevados y pueblos pintorescos hasta impresionantes lagos y ríos. Esta caminata, que se inaugura a mediados de abril, es una visita obligada para los amantes de la aventura.