Un nuevo estudio resume los efectos psicológicos de guardar secretos, revelando que, si bien los secretos pueden sentirse como una carga, también cumplen un propósito.
Los investigadores encontraron que las personas guardan secretos con mayor frecuencia sobre sexo, infidelidad y mentiras.
Los secretos se vuelven relevantes cuando son provocados por situaciones relacionadas o cuando entran espontáneamente en nuestros pensamientos.
Pensar en secretos sin un desencadenante específico puede afectar negativamente la salud mental, lo que lleva a sentimientos de vergüenza, falta de autenticidad y aislamiento. Ocultar activamente un secreto durante las conversaciones es menos estresante porque implica la resolución de problemas en lugar de insistir en las emociones.
Los secretos a menudo involucran problemas no resueltos, que el cerebro prioriza, lo que hace que resurjan con frecuencia.
Las personas guardan secretos para evitar conflictos, protegerse y mantener una determinada imagen.
Comprender el propósito de un secreto puede ser psicológicamente aliviador, especialmente si beneficia las relaciones y promueve la armonía. Las relaciones saludables están menos cargadas de secretos, mientras que las relaciones no saludables tienden a fomentar el secreto.
Abordar la motivación emocional detrás de un secreto y considerar enfoques alternativos puede ser beneficioso. Compartir secretos con una persona de confianza puede tener un impacto positivo en ambos individuos, fomentando sentimientos de apoyo y reduciendo el aislamiento.
En última instancia, los secretos pueden ser tanto una carga como una fuente de perspicacia personal, que ofrece oportunidades para el crecimiento emocional y relaciones más sólidas.